16 de septiembre de 2010. Néstor Osvaldo Losa.

Es preocupante la situación de cuasi anarquía que se está padeciendo en Buenos Aires como ciudad autónoma pero también como Capital Federal de la república. La Corte Suprema promovió una denuncia atinada contra el gobernador de Santa Cruz que no acata lo decidido por la máxima expresión de la Justicia del país. Si no se cumple un fallo, no queda otro camino institucional que acudir a la posible comisión de un delito de acción pública, y a esto obligó la indiferencia de quien debía adecuar el pronunciamiento legítimo de un Tribunal constitucional. Los desbordes sindicales que cortan accesos en caminos de todo tipo incluyendo el que sirve de acceso a la salida del país- Ezeiza - que provoca impotencias a quienes entran o salen del aeropuerto. Se suman manifestaciones de algunos gremios que impiden transitar por el bajo porteño o cruzar por puentes hacia el sur. Los alumnos impiden transitar por un sinnúmero de calles y avenidas de la ciudad por protestas exageradas o por recordar lo que sucedió cuando no gobernaban gobiernos democráticos y con una agresividad que no se compadece con el sistema constitucional que debemos defender para no caer en el estado de incredulidad. El gobierno nacional no reacciona y los embates sociales siguen en la senda del ataque a todos. Nada se resuelve y la vida continúa en un descenso preocupante y similar a otras situaciones que culminaron mal. Hasta dónde llegaremos. Desde el poder se insta al desborde?; desde el desborde, se insita a lo anárquico? El desaliento comienza a ser un factor de psicología social y nadie se da cuenta? Las instituciones deterioradas tienen un límite. Estan concientes los gobernantes que es preciso poner las cosas en su justo medio? El Estado de Derecho está herido y su curación está con una lentitud que hace temer por el todo. Llegar a la democracia fue algo complejo, traumático, difícil y con costos tremendos. No se puede olvidar lo que ocurrió y si se continúa por el camino que se advierte en el día a día, el futuro será nefasto. Gobernar es tomar decisiones y no rivalizar por lo coyuntural. La población está triste y confundida. Desde el poder deberían aparecer señales que indiquen que nuestro sistema es fuerte cuando se respeta la constitución , las leyes y por medio del diálogo se enderecen los caminos erróneos que hemos suscintamente descripto. Los ejemplos que se muestran a las generaciones nuevas, no se compadecen con la racionalidad. Luchemos por el derecho y la justicia, luchemos por la unidad de los argentinos y por sobre todo, volvamos a la paz interior que está en situación crítica.